En nuestra amplia experiencia trabajando con líderes y equipos en las organizaciones hemos notado que el manejo del tiempo se ha transformado en
una problemática que atraviesa a los ejecutivos y a los equipos de igual manera.

El teléfono que repica o la oleada de mails por responder le ponen presión a la agenda diaria y cuando termina el día nos vamos a casa con la sensación de
no haber cumplido ni con los objetivos de la organización, ni con los del jefe y mucho menos con los propios.

El afrontar nuevas tareas, el desarrollo personal, el plan de carrera, el momento de ocio, el disfrute del descanso, las reuniones de planificación el
espacio para el feedback y el armado de una agenda efectiva, por citar algunas situaciones, se convierten en una interminable lista de pendientes que ocupan un buen lugar en la cabeza, un mínimo lugar en la agenda y ningún lugar en el trabajo cotidiano.

Sin planificación el día se transforma en un constante apagar incendios y resolver situaciones sobre la marcha.

El principal problema que esta situación acarrea es la falta de planificación, de estrategias concretas de crecimiento, de satisfacción y repercute en las
personas pudiendo ocasionarles muchas veces estrés, síndrome de burn out o un gran desgaste.

La organización del tiempo es un título muy interesante para un curso, para un libro, para un taller y sin embargo a la hora de poner en marcha la teoría, la realidad se nos viene encima y todo vuelve a ser como antes.

¿Y entonces cuál es la solución?

La solución es ser proactivos. Y para ser proactivos necesitamos saber adonde estamos parados, realmente cuales son las tareas inherentes a nuestra posición, no solo desde el punto de vista estratégico sino también desde el punto de vista operativo.

Entender y volver a revisar la descripción de mi puesto y definir prioridades en función de ellas.

Una vez que tenemos listada esta información el armado de agenda sincero. ¿y porque sincero? Porque generalmente las agendas no contemplan todas las
cuestiones diarias semanales y mensuales de la tarea, las usamos como recordatorios y no como herramientas para la planificación.

Si organizamos el tiempo de manera efectiva nuestro trabajo será un espacio mas organizado y el crecimiento y el desarrollo tendrán lugar en nuestra tarea
cotidiana.

Cecilia Colombo Roqué
Coach Ejecutivo Orientada a Procesos
Agile Coach & Scrum Master